“Saber cuál es la llave del éxito no es la clave. La clave es usar la puta llave.”
— Y si eso te ofende, es porque tal vez te reconociste.
Antes el problema era no tener acceso a la información.
Hoy, el problema es que tenemos todo el acceso… y cero movimiento.
¿Quieres aprender a vender? Ahí están los libros.
¿Quieres entender de automatización? Te sobran los cursos.
¿Quieres cultivar una mentalidad de éxito? No te caben más podcasts en Spotify.
El conocimiento ya no es el cuello de botella.
El cuello de botella… eres tú.
Nos enamoramos de aprender cómo hacer la cosa.
Pero no hacemos la cosa.
Nos encantan las listas de tareas, las planificaciones y los “se vienen cositas”.
Nos fascina parecer productivos sin mover un dedo real.
Porque preparar, planear, estudiar, postear… nos hace sentir que ya empezamos.
Pero no empezamos un culo.
Como dice Oliver Burkeman:
Prepararte para hacer la cosa no es hacer la cosa.
Agendar tiempo para hacer la cosa no es hacer la cosa.
Hacer una lista de tareas sobre la cosa no es hacer la cosa.
Decirle a la gente que vas a hacer la cosa no es hacer la cosa.
Mandar mensajes a amigos que quizás estén haciendo la cosa no es hacer la cosa.
Escribir un tweet increíble sobre cómo vas a hacer la cosa no es hacer la cosa.
Odiarte por no hacer la cosa no es hacer la cosa.
Odiar a otros que ya hicieron la cosa no es hacer la cosa.
Fantasear con la admiración que recibirás cuando hagas la cosa no es hacer la cosa.
Leer sobre cómo hacer la cosa no es hacer la cosa.
Leer este texto no es hacer la cosa.
La única cosa que es hacer la cosa… es hacer la cosa.
Deja de construir templos alrededor de la idea.
Deja de esperar sentirte listo.
Deja de estudiar tanto para esa maratón si ni siquiera te has puesto los tenis.
Estás más que listo.
Lo único que te falta es empezar.