Un líder es un jardinero y su jardín es el reflejo de su calidad.
Primero que nada, un líder es el jardinero de su mente pues se encarga de tenerla fértil, alimentándose de buenas ideas y sembrando nuevas mientras mantiene a raya todo aquello perjudicial para su mente; retirando la maleza.
En segundo lugar, un líder es el jardinero de su equipo. Su trabajo es asegurar un terreno fértil para su equipo en donde puedan desarrollarse a cabalidad. Regarlos constantemente con formación, feedback y reconocimiento, para finalmente seguir vigilante de la maleza: minimizando el burnout, la insatisfacción y la tristeza.
El jardinero rara vez culpa a sus plantas; usualmente se a sí mismo y dice: “¿Cómo puedo cuidar mejor de mi jardín?” y se pone a ello.