Vemos el mundo a través de un lente y todo lo que pasa en nuestro interior lo modifica. Nuestro estado de ánimo actúa como un agente que tiñe sutilmente aquel lente. Por lo que el reto para ver con claridad se hace doble.
Tanto el tinte como el lente son creación nuestra, creaciones que nada tienen que ver con el otro; a quien sin querer y de manera injusta hemos juzgado con un par de lentes sucios.
Revisa tu lente y el tinte con el que navegas por la vida, quizás eso que juzgas en el otro no es más que mugre en tus lentes.