Escribe, tomate el tiempo para sentarte a solas y descargar tu alma en el papel, no temas si el contenido carece de belleza o estructura, no te sorprendas si te avergüenzas de lo que vas a ir revelando.
Usa la neutralidad del papel a tu favor; el papel no juzga, no recrimina; el papel está allí simplemente para servir;
para servir como paño de lágrimas,
para servir como terapeuta,
para servir como espejo; uno donde puedas verte en el reflejo de las palabras que emanan de ti.
Escribe, conócete, reconócete.