Las cosas suceden, son, las aceptes o no.
La cuestión está en que si las aceptamos nos evitamos ese sentimiento de haber sido “traicionados o engañados” ; después de todo nadie te engaño, fuiste tu y tus expectativas erradas las que causaron el dolor.
Evitar tener expectativas es una tarea casi imposible, pero reconocer que fuimos presa de estas es algo que todos podemos hacer.
No seas ciego ante este hecho, acepta las cosas como son, identifica el flujo de la vida y ve con el.
Fluir es mucho más efectivo que forzar.